Arnon Grunberg
Télam,
2013-05-03
2013-05-03, Télam

Amor cínico y melancólico


El escritor Arnon Grunberg, uno de los más prolíficos y destacados de la literatura holandesa, estuvo hoy en el Café Ámsterdam, montado en el predio ferial de Palermo, con una divertida charla sobre su obra, el amor y la vida del escriba y la presentación de la novela El refugiado.

El libro publicado por Tusquets narra con humor y melancolía lo que ocurre en una pareja que lleva años junta, cuando la mujer, enterada de una enfermedad terminal, le pide a su compañero, Christian Beck, que la acompañe en su aventura de casarse con un refugiado y así ayudar a alguien antes de morir.

"Quería ver cómo ese hombre procesaba los celos con ese joven compartiendo cama con su mujer, hasta dónde llega el sacrificio y contar una historia de amor más allá del sexo, porque el tabú no es el sexo sino su ausencia, eso es lo que más choca a la gente", dijo Grunberg en diálogo con el periodista y moderador Pedro Rey.

En este caso, añade, "el contrato matrimonial es el cuidado, no la erótica, y ese refugiado, que al igual que ella no tiene nombre en la novela, le hace descubrir a Beck que en su casa la belleza física puede más que la razón, algo que ocurre por su decisión de acercarse a la verdad a pesar de todo, una forma inevitable de destruir la ilusión".

La otra cuestión que subyace al texto es la cuestión tan europea de "considerar ciudadanos de segunda a los nacidos fuera del continente", reconoce.

La 39 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires tiene a Ámsterdam como ciudad invitada de honor y en ese contexto el joven Grunberg repasó su prolífica obra.

Grunberg editó en Argentina media docena de títulos, también publicados por Tusquets como El mesías judío y Cómo me quedé calvo, mientras que Mondadori publicó Lunes azules, Monógamo y Figurantes.

El cinismo y la desesperanza signan sus historias amorosas porque "funcionan muy bien juntos —explica con sencillez—, la desesperación se desprende del amor y el drama tiene que ver con la distancia que existe entre ese amor romántico ideal y la realidad", y enseguida advierte: "separemos al escritor del novelista, he convivido más de una vez y no sólo con plantas".

Consultado sobre el por qué de su cuantiosa producción responde: "Creo que tiene que ver, en parte con que comencé muy joven a escribir, con que no quiero sentir el vacío entre una y otra novela, con la insatisfacción y además, con que no tengo ni hijos ni esposa, sólo plantas y escritura a la que dedicarme".

Este enamorado de Argentina, a tal punto que su cumpleaños 40 lo celebró en Salta, el año pasado, contó su derrotero hasta ser el reconocido autor de hoy.

A los 16 dejó el colegio en Ámsterdam, convencido de que iba a ser actor y de que, en ese caso, "el bachiller no servía para nada"; tras la inevitable crisis familiar por mi decisión fue mi padre el que me dio el ok con la condición de que saliera del baño. Hacía 24 horas que estaba encerrado ahí como una toma de posición".

"Abandonar el colegio fue muy fructífero —reflexiona— porque a los 20 ya había acumulado un número importante de fracasos, y nada mejor que eso en lo creativo para un escritor".

Aunque no todos fueron errores, más allá de su fallida actuación y un fracaso editorial entre una serie de pequeños errores "que no vale repasar" logró una pequeñísimo papel en un largometraje "me tiraron 20 veces por una escalera en 18 horas, lo cuento en un libro, después de eso comprendí que lo de actuar no era para mí".

Sin embargo algo parecido a un «acting» se coló en su vida literaria, cansado de la mirada del público y la crítica sobre su persona tras su exitosa y premiada primera novela, Lunes azules, adoptó el seudónimo de Marek van der Jagt, un supuesto filósofo vienés con padre holandés y madre austriaca que escribió "Cómo me quedé calvo", la historia de un hombre que cree tener el pene más chico del mundo.

"Logré mi cometido, la imagen del escritor dejó de interferir con el texto, pero el problema llegó cuando gané el premio debut que gané el año anterior con mi nombre de pila por Lunes azules, gané el premio, contesté entrevistas por Internet pero no me llevé la estatuilla y el dinero".

Periodistas y críticos comenzaron a investigar la cuestión, a los meses ya las sospechas lo señalaban como autor de esa otra exitosa novela pero, igualmente, anunció la muerte de Van der Jagt, "en 2005, a consecuencia de un accidente de tránsito".