Arnon Grunberg
La Rioja,
2004-10-27
2004-10-27, La Rioja

Cómo me quedé calvo


L.A. Adán León

La magnífica tradición de traducir al castellano los premios de calidad de los diferon tes países europeos, más aun cuando estos avalan una trayectoria de éxito, es la que ha favorecido la publicación de esta novela en nuestro país. El autor es el ganador del equivalente al Goncourt francés y ha publicado anteriormente una novela con gran éxito de crítica y público.
La contraportada del libro puede inducir al error. El argumento que allí aparece da la sensación de una historia ya demasiado vista, que afortunadamente parece bañada en el humor que todo lo salva: un joven de familia muy rica, aunque no aristocrática, vive una deriva existencial y literaria que le lleva a escribir poemas nefastos y deambular buscando un amor pasional y absorbente que llene su vida. Sus experiencias son grotescas y le descubren, entre otras cosas, que su pene es enano y que se empieza a quedar calvo. Uno, vista la foto del autor en el libro, piensa en Woody Allen y sus monólogos y se teme que nunca estarán a la altura. Pero la novela rellena el esquema con un hermoso panegírico a una madre que nunca fue una verdadera madre porque dedicaba todo su tiempo y esfuerzo a sus fugaces relaciones extramatrimoniales. Un ser hermoso que nunca estaba allí cuando se le necesitaba pero do cuya sombra era imposible escapar Toda la novela no es otra cosa que el intento de conseguir imitarla, aunque sólo fuera por un breve momento. El grotesco protagonista y los personajes que le acompañan son los comparsas de la tragedia bufa. Es, por lo tanto, un libro interesante que se lee con suma facilidad y deja un suave poso de melancolía.